martes, 17 de noviembre de 2009

camps



Me gustaría que los partidos no se apropiaran de las cosas que no les pertenencen. Y no lo digo ya porque roben, lo digo porque no me gusta que el señor Camps se venda en Valencia como el adalid del valencianismo, como si hubiera inventado él mismo el valenciano y todas nuestras tradiciones, como si el no tener sus mismas concepciones te catalogue como una especie de agente catalanista, o como si los valencianos sólo podamos encomendarnos a él para que defienda nuestros intereses, y todos los demás seamos unos vendidos que no queremos a nuestra tierra. Me molestó mucho ver a gente con banderas de Valencia cuando él salía del Tribunal, como si la bandera formara parte del espíritu campista. ¡Cuánta tontería y cuánta ignorancia! Basta ya. No se apropien de lo que no es suyo. Esto no es un ataque contra una comunidad. Muchos valencianos no compartimos sus políticas de cacique, ni que se crean que el ganar unas elecciones les legitima para hacer todo lo que les parezca bien. Somos muchos, por lo visto no la mayoría, los que no compartimos su gestión urbanística, de cultura (sin comentarios), o turística basada en grandes eventos para grandes fortunas, que sólo tocan a la gente de aquí muy por encima, sin potenciar verdaderamente los recursos que pueda tener esta tierra y que la hace extraordinaria.

No creo que sea de cobardes el no enfrentarse a él. Al contrario, al buscar la confrontación Camps pretendía abusar de su posición de superioridad rodeado de su gente y de los medios de comunicación con los que trata habitualmente. Él es un político, y como personaje público, debe tolerar con más amplitud que cualquier ciudadano le espete en cualquier momento lo que opina de él. Máxime, cuando aparece por les Corts cuando mejor le parece, dejando plantada a la oposición discutiendo sola. O, peor, si comparece, tal y como ha sucedido, contradice sus propias declaraciones. Un presidente, no ya que haya robado, pero sí que haya mentido descaradamente, no debería marcharse? Pero éste es el respeto por las instituciones del que hace gala. Y no es que quiera que se vaya con la esperanza de que ganen las oposiciones los otros, porque tampoco creo que lo fueran a hacer, pero creo que aferrándose al poder, ponen por encima de todo a sus ambiciones, y con ello están dando un espectáculo bochornoso para los cargos que ostentan.

Tiene algo de razón el sujeto del video cuando dice que no representa a nadie, bueno a alguien sí, pero desde luego yo tampoco me siento representado por este señor.

1 comentario:

Isabel Barceló Chico dijo...

La tendencia a apropiarse de los símbolos parece que es endémica en este país. Lo hizo también Pujol en Cataluña y el PNV en el País Vasco. Lo malo es que hay gente que se lo llega a creer, que está convencida de que el saludable ejercicio democrático de pedr explicaciones a los gobernantes no es otra cosa que una ofensa personal a ellos mismos. En fin... Saludos cordiales.